El otro día y tras leer una entrada de Eduardo Fondevila -Uno de los grandes de este país- sobre el concepto de salud que nos han vendido, me surgió esta idea que a continuación os expongo.
El ser humano no es una bicicleta.
Imagina que vas paseando con tu bici por la montaña, una bici cara que acabas de comprar, la mejor bici del mercado, de esas que cuestan unos seis o siete mil euros. De repente se sale la cadena en una bajada y te obliga a parar.
Tu reacción es bajarte de la bici e intentar solucionar el problema, una vez puesta la cadena en el plato, continuas con tu paseo hasta la siguiente bajada en la que la cadena se sale de nuevo. Vuelves a bajarte y a colocarla y continuas con tu paseo.
Este hecho se repite día tras día cada vez que sales y realizas una bajada con tu bicicleta tope de gama, por lo que un día te cansas y le haces una visita al mecánico. Este mecánico revisa la bicicleta y ve que hay un fallo en el plato y es por ello por lo que la cadena se sale cada vez que bajas. El mecánico te arregla el plato y tú te quedas tan contento.
El siguiente sábado vuelves a salir de paseo y en la primera bajada, ocurre exactamente el mismo problema, esto te mosquea, te has dejado la pasta en el mecánico y claro ¿Cómo me vuelve a pasar exactamente lo mismo?
Pues bien, ¿Has pensado que el fallo puede estar en tu forma de pedalear o de usar los cambios? ¿Puede el problema estar en otro lugar del sistema de transmisión?.
Esta reflexión me lleva a pensar en la forma en la que cultura nos ha enseñado a cómo deben tratarse los problemas de salud. Queremos una solución y la queremos ¡ya!, queremos saber dónde está en problema en qué estructura, si necesito una radiografía me gasto la pasta que sea necesaria, si el problema no me lo soluciona este médico Voy al más caro porque claro, tienen que darme la solución a este problema.
Cuando acude un paciente a consulta y pensamos en la persona como el mecánico que arregla la bicicleta, probablemente "la caguemos" y mucho. Cuando un paciente viene a consulta con una historia de dolor, no sólo acude un cuerpo, no solo acude una foto expresada en forma de radiografía o resonancia.
Tras ello hay una persona, con sus creencias, sus experiencias previas, sus expectativas y sus propias teorías sobre el dolor. ¿De verdad pensamos que vamos a cambiar algo sin tener en cuenta esto?
Parece que seguimos en el bucle de: "hago esto y si no mejora, haré lo otro", ¿Cuántos pacientes hacen el peregrinaje típico por todas las consultas de los mejores especialistas del mundo mundial?
El cuerpo no es una bicicleta, puede que nuestras articulaciones funcionen como una cadena, una bisagra y los músculos cómo pedales, pero la bicicleta también tiene un piloto y en nuestro caso no sólo tratamos estructuras, tratamos a personas con sus expectativas, su cultura y sus factores psicológicos y sociales.
¿De verdad seguimos creyendo que con poner la cadena en su sitio basta?
¡Buen día a todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario