Hace unos meses tuve un caso en clínica en el que preguntaba a una paciente: ¿Qué opina sobre su espalda? a lo que la paciente contestó: "mi espalda está hecha una mierda", mi cara de sorpresa fue bastante importante y tras esta respuesta le pegunté que quién le había dicho esto. Ella respondió que llevaba años haciéndose radiografías de "revisión" y que cada vez que la veía su especialista, le comentaba que sui espalda estaba en la ruina.
Cuando explorábamos sus movimientos, tenia un miedo brutal a moverse, no quería coger ni un kilo de peso por miedo a que pasara algo en su columna y protegía constantemente su zona lumbar con una faja ya que le daba una seguridad tremenda. Ella comentaba que sin faja su espalda "estaba totalmente suelta".
¿Qué podemos hacer aquí?
Un "especialista" le comenta que la imagen de su columna es horrible y que deje de hacer cosas que este dolor que sufre es para siempre y que ya no puede hacer nada. Este caso por muy increíble que parezca es nuestro día a día en consulta y la resolución de los síntomas suele ser lenta y un reto para el fisioterapeuta.
¿Cómo influyen la comunicación y las creencias de un paciente en el proceso de recuperación?
La información que transimitimos y cómo la transmitimos es fundamental, este caso expuesto anteriormente es un ejemplo de lo que ocurre habitualmente en el tratamiento de patología músculo-esquelética. Existe un exceso de realización de pruebas de imagen para el diagnóstico que en la mayoría de las ocasiones trae más riesgos que beneficios en el tratamiento.
"Tiene usted artrosis", "Tiene usted la columna gastada", "Usted no se va a recuperar nunca", son frases usadas habitualmente por sanitarios que tratan a estos pacientes. Esta información genera en el paciente una creencia de miedo o catastrofismo sobre su espalda que hace que deje de realizar sus movimientos o actividades del día a día para no "empeorar su estado".
A lo largo de los años esto ha generado una creencia generalizada entre la población de falsos mitos sobre nuestra columna, algunos de ellos se transmiten de generación en generación y contribuyen a la perpetuación del dolor de espalda en una gran cantidad de pacientes.
Hay un estudio interesante sobre comunicación y dolor lumbar en el que se estudió el aumento de la prevalencia de dolor lumbar (aumento del número de casos en una determinada población) en la Alemania del este tras la reunificación.
Antes de la reunificación de la Alemania oriental y occidental, en la zona occidental existían un porcentaje mayor de pacientes que sufrían dolor lumbar y tenían acceso a servicios sanitarios para su tratamiento. Tras la reunificación de las dos Alemanias, los casos en la Alemania del este aumentaron y una de las hipótesis es la transmisión de información entre los antiguos habitantes de la parte occidental a los de la parte oriental.
Este artículo nos deja clara la influencia de los aspectos sociales en la aparición del dolor, somo seres sociales que en nuestro día a día interaccionamos con nuestra familia, amigos, pareja, etc... y cada uno de ellos nos emiten una opinión sobre experiencias de dolor propias o de conocidos que influyen en nuestras creencias sobre nuestro propio episodio de dolor.
¿Qué podemos hacer en estos casos?
En la mayoría de ocasiones una foto no define el estado de la columna. Imagina que te saco una foto en un día triste, un día de esos en los que no te encuentras bien y prefieres estar en casa porque has tenido un día duro de trabajo y encima se te ha roto el coche. Si esta foto la enseño a alguien que no te conoce, ¿Qué pensará de tí? , ¿Podemos definir la vida de una persona por una foto? definitivamente NO.
En los casos de dolor debemos valorar la FUNCIONALIDAD y ver como funciona tu espalda o tu cuello, puede que la foto sea muy fea, pero tu espalda funcione casi perfecta, puede que solo necesite estar un poco más fuerte o un poco más móvil.
Esta información es la que deberíamos transmitir a nuestros pacientes y dejar de provocar un efecto nocebo que empeore su estado.
He expuesto el ejemplo de la radiografía al igual que podría haber expuesto el del paciente que acude al fisio todas las semanas porque tiene "contracturas", probablemente su problema tenga otra solución. ¿A quién no le duele la espalda si le aprietan con el dedo hasta provocarle dolor?
Espero con esta publicación poder ayudar a gente que sufre episodios similares y que les pintaron el futuro muy negro. Si necesita ayuda con un tema parecido, no dude en consultarnos.
Muchas Gracias y buena semana para todos, espero que estén bien.
Imagen sujeta a derechos de autor, fuente: Integrarse.org
Referencias
Raspe H, Hueppe A, Neuhauser H. Back pain, a comunicable disease?. Int J epidemiol. 2008;37: 69-74
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